El telescopio espacial James Webb ha detectado una megasupernova, una de las más grandes y antiguas jamás observadas. La estrella que explotó era un gigante, más de 20 veces más masiva que nuestro Sol, y su evento cataclísmico sacudió el cosmos solo 2 mil millones de años después del Big Bang, aproximadamente hace 11,4 mil millones de años.
El descubrimiento, publicado en la plataforma arXiv, fue presentado en la reunión de la American Astronomical Society por un equipo de investigadores dirigido por el Space Telescope Science Institute. Los datos recopilados sugieren que estas explosiones en el universo temprano pueden haber diferido de las explosiones más recientes, particularmente en su violencia significativamente mayor. "Las primeras estrellas eran considerablemente diferentes de las de hoy: eran masivas, muy calientes y producían explosiones realmente gigantescas", dijo David Coulter, quien dirigió el estudio. Se cree que la falta de elementos pesados en estas primeras estrellas acortó sus vidas, lo que llevó a supernovas más violentas.
La supernova recién identificada, llamada 'AT 2023adsv', destaca entre sus contrapartes primordiales por su tamaño colosal y su energía, el doble del promedio. "La alta energía de la explosión de AT 2023adsv podría indicar que las propiedades de las supernovas pueden haber sido diferentes en el universo temprano", agrega Takashi Moriya del Observatorio Astronómico Nacional de Japón, coautor del estudio. "Pero necesitamos más observaciones para confirmar esta idea." En este sentido, el telescopio espacial Nancy Grace Roman, cuyo lanzamiento está programado por la NASA para 2027, podría desempeñar un papel crucial. Con su amplio campo de visión, podría potencialmente descubrir miles de supernovas similares.