El telescopio espacial James Webb, una maravilla de la ingeniería que ha revolucionado nuestra comprensión del cosmos, se enfrenta a un posible déficit presupuestario que podría afectar significativamente sus operaciones. El Space Telescope Science Institute (STScI), que opera Webb, ha sido solicitado a considerar una reducción del 20% en su presupuesto para la ciencia y las operaciones de la misión, a partir de octubre de 2025.
Este recorte presupuestario afectaría al equipo de científicos e ingenieros responsables de seleccionar objetivos, calibrar observaciones y abordar problemas técnicos. La reducción podría conducir a una disminución de la eficiencia de las observaciones, una respuesta más lenta a las anomalías y una menor cantidad de modos de instrumentos disponibles para la investigación científica.
El telescopio Webb, un proyecto conjunto de la NASA, la ESA y la Agencia Espacial Canadiense, está diseñado para observar las regiones más profundas del universo, revelando información sobre el universo primitivo y los exoplanetas distantes. Sus capacidades incluyen:
Un espejo gigante, de más de 21 pies de diámetro, que le permite capturar seis veces más luz que el telescopio espacial Hubble, lo que permite observaciones de estrellas y galaxias formadas hace más de 13 mil millones de años.
Visión infrarroja, que penetra las nubes cósmicas y permite a Webb ver objetos invisibles para Hubble, proporcionando una comprensión más profunda del universo.
Espectrografos especializados que pueden analizar las atmósferas de exoplanetas distantes, revelando la presencia de moléculas como agua, dióxido de carbono y metano.
El telescopio Webb se encuentra actualmente en su misión principal de cinco años, pero su vida útil potencial podría extenderse durante décadas. Sin embargo, los recortes presupuestarios podrían afectar significativamente su productividad e impactar el futuro de la exploración espacial.