Un equipo de científicos de la Universidad de Binghamton ha desarrollado un método innovador para convertir residuos de alimentos en plástico biodegradable, un avance que podría revolucionar la gestión de residuos y la producción de materiales ecológicos. Este descubrimiento aborda dos problemas ambientales críticos: la contaminación por plásticos y el desperdicio masivo de alimentos. En Estados Unidos, entre el 30% y el 40% de los alimentos se desechan anualmente, y su descomposición en vertederos libera metano y dióxido de carbono, potentes gases de efecto invernadero. Paralelamente, el plástico convencional contamina océanos y suelos con microplásticos que amenazan los ecosistemas.
El equipo de investigación, liderado por Tianzheng Liu, estudiante de doctorado en ingeniería biomédica, y supervisado por la profesora Sha Jin, utiliza la bacteria Cupriavidus necator para producir polihidroxialcanoato (PHA), un bioplástico. Las bacterias se alimentan de ácido láctico fermentado a partir de residuos de alimentos, enriquecido con sulfato de amonio. El proceso permite recuperar aproximadamente el 90% del PHA producido, que luego se procesa en envases biodegradables u otros productos. Este material se degrada de forma natural en el medio ambiente, a diferencia del plástico tradicional. Las pruebas han demostrado que el proceso es robusto y tolera variaciones en los residuos de alimentos, permitiendo su almacenamiento hasta por una semana sin afectar el rendimiento, una flexibilidad crucial para la aplicación industrial. La naturaleza de los alimentos utilizados, ya sean vegetales, carne o almidones, tampoco es un impedimento, siempre que las proporciones de la mezcla se mantengan estables. El residuo restante tras la fermentación también se ha mostrado prometedor como fertilizante orgánico, alineándose con los principios de la economía circular.
La inspiración para esta investigación surgió de una regulación del Estado de Nueva York que prohíbe el envío de residuos de alimentos a vertederos, obligando a las universidades a buscar soluciones alternativas. La profesora Sha Jin vio esta restricción como una oportunidad para transformar los residuos de alimentos en plástico biodegradable. El equipo se encuentra ahora en la fase de ampliación de escala, buscando socios industriales y financiación para desarrollar instalaciones piloto. Si esta tecnología cumple su promesa, podría transformar los residuos de alimentos en un material valioso del futuro, reconciliando la ecología y la economía.