Las autoridades sanitarias de Hong Kong han descubierto un puesto en el mercado de Yau Ma Tei comercializando productos alimenticios que contienen Amarillo 2, un colorante industrial prohibido para su uso en alimentos.
El Centro de Seguridad Alimentaria (CFS) emitió una notificación el 1 de agosto de 2025, informando al vendedor de la infracción y ordenándole cesar la venta de los artículos afectados. La detección se produjo como parte de un programa de vigilancia rutinaria de alimentos llevado a cabo por el CFS. Las pruebas realizadas sobre una muestra del puesto revelaron la presencia de Amarillo 2, un tinte comúnmente empleado en la industria textil y de cosméticos, pero cuya adición a productos alimenticios está prohibida por la legislación de Hong Kong.
Las Regulaciones sobre Adulteración de Alimentos (Colorantes) estipulan que es ilegal vender alimentos para consumo humano que contengan colorantes no autorizados. Las sanciones por incumplimiento pueden ascender a una multa de 50.000 dólares de Hong Kong y hasta seis meses de prisión.
Este incidente subraya la importancia de la supervisión continua y el cumplimiento de las normativas alimentarias para salvaguardar la salud pública. El CFS recomienda a los consumidores que presten especial atención a las etiquetas de los productos y que elijan vendedores de confianza para asegurar la calidad y seguridad de los alimentos que adquieren. La presencia de colorantes no permitidos puede plantear riesgos para la salud, y las autoridades trabajan activamente para prevenir la distribución de tales productos en el mercado.
La regulación de colorantes alimentarios en Hong Kong se rige por las Regulaciones sobre Materia Colorante en Alimentos (Cap. 132H), que detallan los colorantes permitidos. El uso de colorantes no autorizados, como el Amarillo 2, que se utiliza en aplicaciones industriales como la coloración de lana y cuero, está estrictamente prohibido en la alimentación. La legislación de Hong Kong prohíbe explícitamente la adición de colorantes no permitidos a los alimentos, imponiendo sanciones severas a quienes infrinjan estas normas.
El CFS realiza inspecciones y pruebas de forma continua para detectar y eliminar del mercado productos que no cumplen con los estándares de seguridad alimentaria, garantizando así la protección del consumidor frente a prácticas engañosas o peligrosas.