Si bien se ha observado una relación entre la deficiencia de vitamina D y la depresión, la naturaleza exacta de esta relación sigue siendo poco clara. Las investigaciones sugieren que la vitamina D podría desempeñar un papel en la regulación de los neurotransmisores relacionados con el estado de ánimo y los procesos inflamatorios, pero se necesitan más investigaciones para establecer la causalidad.
Un estudio reciente publicado por el Instituto Max Planck de Psiquiatría encontró que algunos genes asociados con la depresión están relacionados con células inmunitarias específicas, lo que sugiere un posible papel de la inflamación en el desarrollo del trastorno. Además, un estudio de 2014 reveló que las personas con depresión recurrente a menudo experimentan deficiencia de vitamina D.
Sin embargo, los expertos advierten contra las conclusiones apresuradas. Si bien los estudios indican una correlación entre los bajos niveles de vitamina D y los síntomas depresivos, no demuestran de manera definitiva que la deficiencia de vitamina D cause depresión. Es posible que los síntomas depresivos conduzcan a una actividad física reducida al aire libre, lo que resulta en una menor ingesta de vitamina D. Alternativamente, ambas condiciones podrían estar influenciadas por un factor subyacente común.
A pesar de la posible conexión, hay pruebas limitadas para apoyar el uso de suplementos de vitamina D para tratar o prevenir la depresión. Si bien algunos metaanálisis sugieren que los suplementos de vitamina D podrían reducir los síntomas depresivos en personas con deficiencia, su eficacia en el tratamiento o la prevención de la depresión sigue siendo incierta.
Un estudio realizado por las autoridades sanitarias de EE. UU. no encontró ninguna diferencia significativa en el desarrollo de síntomas depresivos entre los participantes que recibieron suplementos de vitamina D y los que recibieron placebos durante un período de cinco años. Esto sugiere que la suplementación con vitamina D por sí sola puede no ser suficiente para prevenir la depresión.
En conclusión, si bien la deficiencia de vitamina D puede contribuir a o empeorar los síntomas depresivos, no es una causa garantizada de depresión. Si experimenta síntomas que sugieren depresión o deficiencia de vitamina D, es crucial buscar asesoramiento médico profesional. La suplementación con vitamina D no debe considerarse un sustituto del tratamiento adecuado con medicamentos o psicoterapia.