Estados Unidos y China han acordado extender su tregua comercial por 90 días adicionales, hasta el 10 de noviembre de 2025. Esta decisión busca aliviar las tensiones económicas y permitir que las negociaciones sobre disputas arancelarias y otros temas bilaterales avancen. La extensión, anunciada el 11 de agosto de 2025, proporciona un respiro temporal a las economías de ambas naciones, facilitando el diálogo sobre cuestiones complejas como el tráfico de fentanilo, los desequilibrios comerciales y la reactivación de la manufactura estadounidense.
La disputa comercial, que se intensificó en 2025 con la imposición de aranceles agresivos por parte de Estados Unidos, ha visto múltiples rondas de negociaciones y pausas temporales. Recientemente, Estados Unidos emitió licencias de exportación a Nvidia para ciertos chips, un gesto interpretado como una señal de buena voluntad, mientras que el presidente Trump ha instado a China a aumentar sus importaciones de soja. A pesar de la extensión de la tregua, persisten desafíos económicos y estratégicos subyacentes, reflejando la complejidad de la relación bilateral. Las implicaciones de estas políticas comerciales trascienden a ambas potencias, afectando las cadenas de suministro globales y el crecimiento económico mundial. La comunidad internacional observa de cerca el desarrollo de estas negociaciones, anticipando cómo se abordarán las diferencias fundamentales para lograr una estabilidad económica duradera.