El 19 de noviembre de 2024, durante la cumbre del G20 en Río de Janeiro, el canciller alemán Olaf Scholz expresó su indignación por la falta de una condena explícita a la agresión rusa contra Ucrania en la declaración final. Scholz destacó que el presidente Vladimir Putin ha bombardeado implacablemente a Ucrania durante 1,000 días, causando un sufrimiento y destrucción inmensos.
En la declaración, aunque se reconoce el impacto de la guerra en la seguridad alimentaria y energética global, las cadenas de suministro y la inflación, se abstuvo notablemente de calificar a Rusia como agresor. Scholz enfatizó la necesidad de una mayor responsabilidad de las naciones del G20 respecto a las acciones de Rusia.
Además, Scholz reiteró la decisión de Alemania de no suministrar misiles Taurus a Ucrania, citando preocupaciones sobre su largo alcance y las implicaciones para el compromiso militar. Afirmó que Alemania sigue siendo el mayor aliado europeo de Ucrania.