La Cumbre del G20 en Río de Janeiro destaca las divisiones políticas mundiales ante problemas urgentes

Los días 18 y 19 de noviembre de 2024, los líderes de las naciones del G20 se reunieron en Río de Janeiro, Brasil, en medio de tensiones globales significativas relacionadas con las guerras en Ucrania y el Medio Oriente, propuestas de un impuesto global a los ricos y diferencias en la transición energética justa.

La cumbre, que se lleva a cabo en el Museo de Arte Moderno de Río, está fuertemente asegurada con aproximadamente 20,000 militares y policías, transformando efectivamente al barrio de Flamengo en una zona fortificada.

El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva es el anfitrión del evento, dando la bienvenida a un grupo diverso de líderes que incluye a Joe Biden (EE. UU.), Xi Jinping (China), Claudia Sheinbaum (México), Javier Milei (Argentina), Narendra Modi (India), Emmanuel Macron (Francia) y Olaf Scholz (Alemania). Rusia está representada por el ministro de Relaciones Exteriores Sergey Lavrov, ya que el presidente Vladimir Putin declinó la invitación debido a una orden de arresto internacional relacionada con el conflicto en curso en Ucrania.

La invasión de Ucrania, que se acerca a su tercer aniversario, representa un desafío significativo para Brasil en la obtención de una declaración consensuada en la cumbre. La situación en el Medio Oriente también se ha intensificado, con casi 45,000 muertes reportadas en Gaza y 3,500 en Líbano en el último año debido a las acciones militares de Israel.

El jefe de la delegación brasileña, Mauricio Lyrio, declaró que las negociaciones sobre cuestiones geopolíticas están en curso, enfatizando la necesidad de un mensaje de paz, aunque este sentimiento puede no alinearse con las expectativas de las potencias occidentales como EE. UU., Reino Unido y UE, que desconfían de Rusia y China.

A pesar de estos desafíos, Brasil busca centrar la cumbre en tres temas principales: erradicar el hambre, reformar las organizaciones internacionales (como la ONU, el FMI, el Banco Mundial y la OMC) y facilitar una transición energética justa. Se lanzará una iniciativa significativa, la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, que busca abordar la alarmante estadística de 733 millones de personas crónicamente subalimentadas en el mundo.

Además, Brasil busca avanzar en las discusiones sobre un impuesto global para los ultra-ricos, una propuesta que ha encontrado resistencia de países como EE. UU. y Alemania. Se espera que el tema de la transición energética se aborde en una sesión plenaria el 19 de noviembre, destacando las demandas de las economías emergentes por un financiamiento equitativo de los países desarrollados para la preservación del medio ambiente.

La cumbre también podría verse influenciada por la incertidumbre en torno al posible regreso de Donald Trump a la presidencia de EE. UU. en enero, así como por la oposición de Javier Milei a la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030 de la ONU. El reciente retiro de Argentina de acuerdos sobre el empoderamiento de las mujeres y otros temas clave plantea preocupaciones sobre la posibilidad de complicaciones adicionales en las negociaciones.

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