Turquía se ha posicionado como un apoyo a los palestinos y un crítico de Israel, especialmente tras la reciente escalada de violencia en el Medio Oriente. Las preocupaciones han crecido entre varias naciones sobre el potencial de un conflicto aumentado en la región después de los últimos ataques de Irán a Israel.
En respuesta a los ataques de Hamas el 7 de octubre de 2023, el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan ha acusado a Israel de 'genocidio' y ha enfatizado que no ve a Hamas como una organización terrorista, a menudo refiriéndose a sus 'hermanos palestinos.'
A pesar de la retórica alarmante de Erdoğan, los expertos sugieren que la probabilidad de una participación militar turca en el conflicto sigue siendo baja. La analista política Celine Nasi de la London School of Economics argumenta que las afirmaciones de Erdoğan son poco realistas, señalando la membresía de Turquía en la OTAN y la falta de justificación para un ataque israelí contra Turquía.
Las declaraciones de Erdoğan podrían estar dirigidas a fortalecer su posición política interna frente a desafíos económicos y a un apoyo en declive desde las elecciones locales. Sin embargo, según el profesor emérito Altan Turan, Turquía es poco probable que participe activamente en el conflicto, ya que busca mantener su relación con Irán mientras evita un enfrentamiento directo con Israel.
La compleja relación entre Turquía e Irán se caracteriza por una competencia matizada por el respeto mutuo. El exembajador turco en Qatar, Mithat Rende, señala que ambas naciones continúan compitiendo, pero Turquía es cautelosa respecto a la influencia de Irán en la región, especialmente a través de actores no estatales.
Las diferencias religiosas y políticas subyacen a la dinámica geopolítica entre Turquía e Irán, con Turquía apoyando principalmente a grupos sunitas como Hamas, mientras que Irán se alinea con facciones chiitas. Esta divergencia se refleja en las expresiones selectivas de condolencias de Erdoğan tras las muertes de figuras clave de ambos grupos.