A medida que Brasil enfrenta una severa sequía, los cafetaleros se encuentran en una situación desesperada. José Orlando Cintra Filho informa que sus cultivos de café no han recibido lluvia durante seis meses, lo que ha llevado a la marchitez de los árboles y una drástica reducción en la cosecha del próximo año. La falta de agua ha obligado a los agricultores a detener la irrigación, lo que genera preocupaciones sobre el impacto en el mercado global del café, particularmente para grandes cadenas como Starbucks que dependen de los granos arábica brasileños.
Esta sequía no solo amenaza los medios de vida agrícolas locales, sino que también plantea importantes implicaciones para los precios del café en todo el mundo. Dado que Brasil es uno de los mayores productores de café, cualquier disminución en el suministro podría llevar a un aumento de precios y posibles escaseces en los mercados internacionales. La situación subraya la vulnerabilidad de los sistemas alimentarios globales ante el cambio climático y eventos climáticos extremos.