Los recientes ataques con misiles y drones rusos en Ucrania han resultado en importantes bajas y destrucción. En Lviv, siete personas, incluidas tres niños, murieron y más de 70 edificios fueron dañados, lo que provocó una operación de rescate.
Este ataque sigue a un devastador golpe contra una academia militar en Poltava, donde más de 50 personas perdieron la vida y cientos resultaron heridas. La violencia reciente marca una escalada preocupante en el conflicto en curso.
El presidente ucraniano Volodymyr Zelensky anunció una importante reestructuración gubernamental, incluida la renuncia del ministro de Relaciones Exteriores Dmytro Kuleba, en medio de una creciente presión por la guerra. Zelensky enfatizó la necesidad de una mejor coordinación gubernamental mientras Ucrania se prepara para un otoño difícil, especialmente en lo que respecta a su infraestructura energética.
En respuesta a los ataques, Kuleba pidió a los socios internacionales que aceleren la entrega de sistemas de defensa aérea y apoyo militar, afirmando que solo una acción decisiva puede contrarrestar la agresión rusa.
La situación sigue siendo tensa, ya que Rusia continúa lanzando ataques dirigidos a áreas civiles, lo que señala una intención de intimidar a Ucrania en medio de las operaciones militares en curso en la región.