Los esfuerzos bajo el Protocolo de Montreal han llevado con éxito a la recuperación de la capa de ozono sobre el Polo Sur, según informó la NASA. Este año, el agujero de ozono fue relativamente más pequeño en comparación con años anteriores, lo que indica que la capa podría recuperarse por completo para 2066. La mejora se atribuye a una reducción continua de productos químicos nocivos conocidos como clorofluorocarbonos y a un flujo inesperado de ozono transportado por corrientes de aire desde el norte de la Antártida.
En una preocupante tendencia ambiental, las temperaturas globales de junio a agosto de 2024 se registraron como las más altas de la historia, superando el año anterior. Este período marcó 15 meses consecutivos de temperaturas récord, impulsadas en gran medida por emisiones de gases de efecto invernadero de origen humano. Los científicos del clima ahora están investigando por qué la intensidad del calor superó las expectativas, con algunos sugiriendo un posible cambio en el sistema climático.
El análisis de la NASA indica que, aunque los niveles de gases de efecto invernadero en la atmósfera continúan aumentando, otros factores como la reducción de la contaminación del aire por parte del transporte marítimo han contribuido al calentamiento. La disminución de las emisiones de aerosoles de azufre, debido a nuevas regulaciones y a la reducción del transporte por la pandemia, podría haber llevado a nubes menos reflectantes y a un aumento del calentamiento. Los científicos están preocupados de que estos cambios inesperados en la temperatura puedan señalar un cambio fundamental en la dinámica climática.
A medida que la comunidad científica busca entender estos desarrollos, se espera que el recién lanzado satélite PACE proporcione datos cruciales sobre partículas de aerosoles en la atmósfera, ayudando a refinar los modelos climáticos y a mejorar nuestra comprensión de los cambios ambientales.