Revelaciones recientes sobre la extensa red de espionaje de China destacan la profundidad y amplitud de sus operaciones de inteligencia, que abarcan agencias del partido, del estado y militares. A diferencia de muchas naciones, donde las agencias de inteligencia sirven al estado, las agencias chinas están principalmente dedicadas al Partido Comunista Chino (PCCh). Se informa que el aparato de inteligencia del país es uno de los más grandes a nivel mundial, utilizando una combinación de empleados remunerados, organizaciones de fachada como el Departamento de Trabajo del Frente Unido (UFWD) y civiles informantes para recopilar información sensible.
Los principales objetivos del espionaje chino incluyen dar forma a tendencias políticas y económicas que favorezcan los intereses chinos, adquirir información sobre industrias sensibles y monitorear a las poblaciones de la diáspora, especialmente a los uigures. El FBI advierte que los esfuerzos de contrainteligencia y espionaje económico de China representan una amenaza significativa para el bienestar económico y los valores democráticos de los Estados Unidos.
Una reciente encuesta del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) catalogó 224 incidentes de espionaje chino conocidos públicamente desde el año 2000, con un aumento notable en las actividades tras la llegada al poder de Xi Jinping. El informe indica que el espionaje chino ha resultado en miles de millones de dólares en daños a la economía y la seguridad nacional de Estados Unidos, con un robo masivo de tecnología de armas y datos personales.
En Taiwán, las recientes condenas de personal militar por espionaje subrayan la amenaza continua que representa la infiltración china. Varios oficiales militares retirados fueron condenados por filtrar información clasificada, mientras que otros intentaron facilitar la transferencia de equipos militares a China. El Ministerio de Defensa Nacional de Taiwán ha reconocido los esfuerzos de espionaje dirigidos contra su ejército.
Nueva Zelanda también ha informado de un aumento en las actividades de espionaje chinas, con su servicio de inteligencia destacando tácticas de reclutamiento engañosas que explotan redes profesionales. El NZSIS señaló el uso de roles de consultoría aparentemente inocentes para recopilar información sensible.
En Estados Unidos, casos como el de Linda Sun, una ex funcionaria estatal acusada de actuar como agente china, revelan cuán profundamente puede estar incrustada la influencia china dentro de las estructuras políticas estadounidenses. El FBI ha identificado múltiples incidentes de operaciones encubiertas chinas, incluida la creación de puestos de policía en el extranjero para monitorear a disidentes.
Estas exposiciones ilustran la naturaleza extensa y multifacética de los esfuerzos de espionaje de China, lo que genera alarmas sobre la seguridad nacional y la integridad de las instituciones democráticas en todo el mundo. Las implicaciones de estas revelaciones son de gran alcance, lo que lleva a llamados a medidas de seguridad mejoradas y cooperación internacional para contrarrestar tales amenazas.