Moody's rebaja la perspectiva del sistema bancario mexicano a negativa en medio de tensiones comerciales y desaceleración económica en 2025

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Moody's Ratings ha cambiado su perspectiva para el sistema bancario mexicano de positiva a negativa, citando tensiones comerciales con Estados Unidos y una desaceleración económica anticipada en 2025. A pesar de las fortalezas fundamentales del sector bancario, Moody's proyecta una desaceleración en el crecimiento económico al 0.7% en 2025, atribuyéndolo a la reducción del gasto público, los cambios institucionales y las incertidumbres en las relaciones comerciales con Estados Unidos. Se espera que estos factores tensen la dinámica macroeconómica y disminuyan los volúmenes de negocio de los bancos. La agencia también señaló un debilitamiento de la capacidad del gobierno para brindar apoyo, en consonancia con una disminución en las políticas y el marco institucional, lo que corre el riesgo de socavar los resultados fiscales y económicos. Los cambios institucionales, como la reforma judicial y las modificaciones a las entidades reguladoras, se consideran contribuyentes a una expansión económica más lenta. Los posibles aranceles de la administración estadounidense podrían afectar negativamente a los sectores automotriz, manufacturero y tecnológico de México, lo que podría conducir a la depreciación del peso y la inflación, así como a limitar los recortes de las tasas de interés y la demanda de préstamos. Moody's anticipa que una mayor volatilidad en las exportaciones, los tipos de cambio y la inflación reducirá el apetito por el riesgo de los bancos en 2025. A pesar de los prudentes estándares de originación, Moody's sugiere que es probable que los índices de préstamos vencidos aumenten a medida que los préstamos al consumidor venzan en medio de una moderación del crecimiento de la cartera. La agencia pronostica un crecimiento de la cartera de un solo dígito durante los próximos 12 a 18 meses, por debajo del 13% en 2024, lo que refleja cautela en medio de las crisis de confianza a corto plazo. Sin embargo, las reservas para pérdidas crediticias y el capital siguen siendo sólidos, lo que ayuda a la absorción de pérdidas. La rentabilidad bancaria, después de alcanzar niveles casi récord, dependerá del aumento de las necesidades de provisionamiento y de la aceleración de las inversiones en digitalización para hacer frente a la competencia de los nuevos bancos que utilizan estas tecnologías. Se espera que la financiación y la liquidez sigan beneficiándose de los amplios depósitos de los clientes.

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