Un nuevo estudio explora el potencial del ejercicio físico en el tratamiento del trastorno de estrés postraumático (TEPT) y el TEPT complejo (TEPTC). Los investigadores entrevistaron a profesionales de la salud mental con sede en el Reino Unido especializados en el tratamiento de traumas para comprender sus puntos de vista sobre la integración del ejercicio en la terapia.
El estudio encontró que, si bien los clínicos reconocen los beneficios del ejercicio, varias barreras dificultan su implementación. Estas incluyen:
Factores socioeconómicos: Acceso limitado a recursos como gimnasios y equipo adecuado para clientes vulnerables.
Espacios informados sobre el trauma: Falta de entornos de ejercicio seguros e inclusivos para los sobrevivientes, especialmente aquellos que han experimentado abusos en el pasado.
Barreras relacionadas con el cliente: Ansiedad por salir de casa, sensaciones físicas desencadenantes y condiciones físicas preexistentes.
Barreras relacionadas con el clínico y el servicio: Capacitación y recursos limitados para que los clínicos puedan recomendar el ejercicio con confianza, y falta de equipos multidisciplinarios para apoyar la implementación.
El estudio destaca la necesidad de:
Programas de ejercicio accesibles e informados sobre el trauma diseñados en colaboración con profesionales del fitness.
Programas de capacitación para equipar a los clínicos con las habilidades para integrar el ejercicio en los planes de tratamiento.
Inversión en recursos para ampliar el acceso a los programas de ejercicio, especialmente en áreas desatendidas.
Más investigación para diversificar las perspectivas y abordar las barreras específicas de la cultura.
Esta investigación enfatiza la importancia de considerar el ejercicio físico como un componente valioso en el tratamiento del TEPT y el TEPTC, al tiempo que reconoce la necesidad de abordar las barreras sistémicas a su implementación.