Un panel de expertos en salud de Nueva Gales del Sur (NSW) ha determinado que los efectos sobre la salud derivados de la exposición a sustancias per- y polifluoroalquiladas (PFAS) son "pequeños". En consecuencia, el panel no recomienda la realización de pruebas de sangre individuales para estas sustancias, citando su limitado valor predictivo y los desafíos inherentes a la interpretación de los resultados. El informe final del Panel Asesor de Expertos en PFAS de NSW Health, cuyas recomendaciones han sido plenamente aceptadas por la entidad, enfatiza la necesidad de un enfoque cauteloso y fundamentado en la evidencia científica. El panel, compuesto por especialistas en diversas áreas médicas y científicas, llevó a cabo una revisión exhaustiva de investigaciones nacionales e internacionales. Su conclusión principal es que, si bien se han identificado asociaciones entre la exposición a PFAS y ciertos efectos biológicos, como alteraciones en los niveles de colesterol y ácido úrico, o una potencial disminución de la función renal, estos efectos son mayoritariamente leves y se mantienen dentro de los rangos observados en la población general. La evidencia actual de enfermedades humanas o daños clínicamente significativos atribuibles a la exposición a PFAS es limitada.
Por lo tanto, el panel desaconseja las pruebas de sangre rutinarias para detectar PFAS. Señalan que los niveles de PFAS en sangre no predicen resultados de salud actuales o futuros, y que las intervenciones clínicas dirigidas a reducir estos niveles, como la flebotomía o ciertos medicamentos, presentan beneficios inciertos y potenciales riesgos. La comunidad científica continúa investigando activamente los efectos a largo plazo de la exposición a PFAS, y la comprensión de las relaciones dosis-respuesta sigue siendo un área en desarrollo. Investigaciones recientes, como las realizadas por la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW) sobre el agua de Sídney, han identificado un número mayor de compuestos PFAS de lo anticipado, lo que subraya la importancia de una monitorización continua y una comunicación transparente. El informe también destaca que aún no se cumplen los requisitos previos para la realización de estudios epidemiológicos fiables sobre los efectos clínicos de los PFAS en las comunidades de NSW. En respuesta, el panel ha recomendado a NSW Health mejorar sus estrategias de comunicación para ofrecer un mejor apoyo a las comunidades y a los profesionales de la salud. Esto incluye proporcionar información contextual clara sobre las pruebas de PFAS y sus limitaciones, así como ofrecer exámenes de salud preventivos que sean independientes de los niveles de PFAS. La salud pública en NSW mantiene su compromiso con la gestión de las preocupaciones relacionadas con los PFAS. Las autoridades sanitarias australianas, incluido el Consejo Nacional de Salud e Investigación Médica (NHMRC), han actualizado las directrices sobre los valores de referencia de salud para los PFAS en el agua potable, estableciendo límites más estrictos que se alinean con la evidencia científica más reciente. NSW Health confirma que todos los suministros de agua potable públicos de NSW cumplen con estas directrices actualizadas, lo que representa una capa adicional de seguridad para la comunidad. La gestión de estos químicos persistentes sigue siendo un área de enfoque, con un énfasis creciente en la educación pública y la adopción de enfoques basados en la evidencia para la salud pública.