En una tendencia preocupante, la ciudad ucraniana de Beryslav ha enfrentado una serie sin precedentes de ataques con drones en los últimos meses, con alrededor de 150 civiles reportados heridos o muertos. Informes de investigación revelan que estos ataques, principalmente realizados por fuerzas rusas, han convertido a esta pequeña ciudad en un lugar de terror.
Entre septiembre de 2023 y julio de 2024, las autoridades ucranianas documentaron más de 120 ataques con drones en Beryslav, resultando en 16 muertes y más de 130 heridos, todos entre civiles. Los drones utilizados son a menudo pequeños modelos de consumo equipados con explosivos, demostrando su efectividad como arma en este conflicto en curso.
Beryslav, situada en la orilla norte del río Dnipro cerca de Jersón, ha sido bombardeada por fuerzas rusas desde que comenzó la invasión en febrero de 2022. Después de una breve recuperación ucraniana a finales de 2022, las fuerzas rusas han continuado atacando la zona con artillería y drones, causando una destrucción significativa y una masiva huida de residentes.
La frecuencia de los ataques con drones ha aumentado desde el otoño de 2023, con el uso de drones de Vista en Primera Persona (FPV) volviéndose cada vez más común. Estos drones permiten a los operadores realizar ataques de precisión, lo que plantea serias preocupaciones sobre el objetivo de las poblaciones civiles.
El derecho internacional humanitario prohíbe los ataques intencionales contra civiles, y el uso sistemático de drones en Beryslav plantea preguntas sobre posibles crímenes de guerra. Los expertos enfatizan que la regularidad de los ataques a civiles con tal armamento preciso podría constituir una clara violación de las leyes internacionales.
Aunque sigue siendo un desafío atribuir la responsabilidad de estos ataques de manera definitiva, las investigaciones sugieren que unidades militares rusas específicas pueden estar involucradas. La situación en Beryslav destaca las dinámicas alarmantes de la guerra moderna, donde la tecnología de drones se utiliza cada vez más contra objetivos civiles, subrayando la urgente necesidad de atención y respuesta global.