El telescopio espacial James Webb (JWST) ha demostrado con éxito su capacidad para mantener un nivel extraordinario de precisión óptica en la alineación de sus espejos, un factor crítico para capturar imágenes claras del universo.
A diferencia de su predecesor, el telescopio espacial Hubble, el JWST utiliza un espejo primario compuesto por 18 segmentos hexagonales, cada uno de 1.3 metros de ancho. Este diseño innovador permite que el telescopio se ajuste a un cohete de lanzamiento y se despliegue en el espacio, funcionando efectivamente como un solo espejo de 6.5 metros.
Para lograr y mantener una alineación precisa, cada segmento del espejo está equipado con actuadores que permiten ajustes en seis ejes. El proceso de alineación emplea una técnica de fase de frente de onda, donde se analizan los patrones de interferencia de las ondas de luz superpuestas. La Cámara de Infrarrojo Cercano (NIRCam) del telescopio desempeña un papel fundamental en este proceso al capturar imágenes de estrellas y permitir que el equipo realinee los espejos según sea necesario.
Desde su lanzamiento, el equipo del JWST ha realizado verificaciones regulares de errores de frente de onda, generalmente cada dos días, para contrarrestar pequeños desplazamientos causados por vibraciones y cambios de temperatura. Notablemente, mientras que el objetivo de diseño para el error de frente de onda se estableció en 150 nanómetros, el equipo ha logrado constantemente un impresionante margen de error de 65 nanómetros, lo que permite al telescopio producir imágenes asombrosas de galaxias distantes.