Las muestras traídas de regreso a la Tierra desde el asteroide Bennu por la misión OSIRIS-REx de la NASA están revelando secretos fascinantes sobre la historia del asteroide, y potencialmente sobre los orígenes de la vida. Lanzada en 2016, la misión OSIRIS-REx tenía como objetivo recolectar muestras de Bennu, ubicado a cientos de millones de kilómetros de la Tierra. En 2020, la sonda tocó la superficie del asteroide para aspirar rocas y polvo, recolectando 120 gramos de material extraterrestre, que fue devuelto a la Tierra en 2023.
Los primeros descubrimientos revelan una composición inesperada. Sales, como carbonatos, sulfatos y fluoruros, indican la presencia de agua salada en Bennu hace miles de millones de años, mucho antes de que el asteroide se volviera árido. Aunque la superficie es ahora seca, estas sales atestiguan la existencia de agua que alguna vez circuló en sus profundidades.
Los investigadores también han descubierto moléculas orgánicas esenciales para la vida, como 14 de los 20 aminoácidos necesarios para la formación de proteínas, así como 5 nucleobases, los componentes básicos del ADN. Este descubrimiento sugiere que los materiales básicos de la vida podrían existir en otros lugares del sistema solar.
Sin embargo, los aminoácidos presentes en Bennu son diferentes de los encontrados en la Tierra: algunos están orientados tanto a la izquierda como a la derecha, a diferencia de los de la Tierra, que están todos orientados a la izquierda. Esto revela una química extraterrestre, diferente a la de nuestro planeta.
Estos descubrimientos plantean la cuestión de si la vida podría haberse formado en asteroides. Aunque no se ha detectado ninguna forma de vida en las muestras, la presencia de estos bloques de construcción de la vida abre la puerta a nuevas hipótesis sobre el origen de la vida y su posible existencia en otros lugares del universo.