Un asteroide, designado como 2024 YR4, tiene una probabilidad superior al 2 por ciento de impactar la Tierra en 2032. El asteroide, que podría tener hasta 100 metros de ancho, fue descubierto recientemente y actualmente está siendo monitoreado de cerca por los astrónomos.
Los astrónomos utilizan telescopios para rastrear asteroides y calcular sus órbitas. Al observar la posición de un asteroide a lo largo del tiempo, pueden determinar su trayectoria y predecir su camino futuro. Este proceso se basa en las leyes de Kepler del movimiento planetario, que describen las trayectorias elípticas de los objetos que orbitan el sol.
Cuantas más observaciones se hagan de un asteroide, más precisa será su trayectoria predicha. Sin embargo, incluso con tecnología avanzada, siempre hay cierta incertidumbre en estas predicciones. Cuanto más lejos en el futuro intentemos predecir la posición de un asteroide, mayor será el margen de error.
Las probabilidades de un impacto se calculan simulando la órbita del asteroide y determinando si se cruzará con la trayectoria de la Tierra. Si bien las probabilidades actuales para 2024 YR4 son relativamente bajas, podrían cambiar a medida que se realicen más observaciones. El asteroide se está alejando actualmente de la Tierra y se espera que desaparezca de nuestra vista a finales de abril.
La buena noticia es que se están desarrollando nuevos telescopios, como el Observatorio Vera C. Rubin y el NEO Surveyor de la NASA, para mejorar nuestra capacidad de detectar y rastrear asteroides. Estos telescopios nos ayudarán a comprender mejor la amenaza potencial que representan los objetos cercanos a la Tierra y nos darán más tiempo para prepararnos para cualquier impacto potencial.