Google se está preparando para implementar un cambio importante en sus políticas de seguimiento, extendiéndose más allá de Chrome y la navegación web tradicional. A partir del 16 de febrero de 2025, la huella digital reemplazará las cookies de terceros, lo que permitirá a Google y a los anunciantes rastrear a los usuarios en una gama más amplia de dispositivos, incluidos los televisores inteligentes, las consolas de juegos y otras plataformas conectadas a Internet. Esta medida ha generado serias preocupaciones sobre la privacidad.
A diferencia de las cookies tradicionales, que se pueden borrar o bloquear, la huella digital recopila puntos de datos únicos sobre el dispositivo de un usuario, que incluyen configuraciones de software y hardware, comportamiento de navegación e incluso patrones de escritura y movimiento del ratón. Estos datos se combinan para crear un perfil de usuario persistente, lo que hace que la navegación anónima sea casi imposible.
En 2019, Google mismo criticó la huella digital, calificándola de violación de la elección del usuario. Sin embargo, la empresa ahora está adoptando la misma práctica que antes condenó. Este cambio ha provocado una preocupación generalizada sobre el potencial de una mayor vigilancia y la erosión de la privacidad en línea.