El desperdicio de alimentos contribuye significativamente a las emisiones globales de gases de efecto invernadero, agravando el cambio climático. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) define el desperdicio de alimentos como los alimentos descartados a lo largo de la cadena de suministro de alimentos, pero que aún son aptos para el consumo. Esto incluye los ingredientes no utilizados, los residuos de platos y los alimentos envasados que se acercan a su fecha de caducidad.
El desperdicio de alimentos representa aproximadamente el 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Sin intervención, esto contribuirá aún más al cambio climático.
Para abordar este problema, se deben implementar sistemas alimentarios sostenibles. Esto incluye campañas de concienciación pública que destaquen las consecuencias del desperdicio de alimentos y promuevan estrategias de reducción. Alentar las asociaciones entre las industrias alimentarias y los bancos de alimentos aumentará la recolección de alimentos desperdiciados para su distribución a las poblaciones vulnerables.