Caravaca de la Cruz, una ciudad ubicada en el noroeste de la región de Murcia, está impregnada de historia y tradición religiosa. Es una de las cinco ciudades santas del mundo católico, reconocida por la veneración de la Santísima y Vera Cruz (también conocida como la Cruz de Caravaca), una reliquia que, según la tradición, contiene un fragmento de la cruz en la que Jesucristo fue crucificado.
La importancia histórica de la ciudad es evidente en su patrimonio arquitectónico. El casco antiguo conserva elementos arquitectónicos de diversas épocas, incluyendo la iglesia parroquial de El Salvador y el convento del Carmen. El Castillo de la Encomienda, una antigua fortaleza templaria, alberga la Basílica de la Vera Cruz, el punto central de la devoción local.
La herencia religiosa de Caravaca se celebra a través del festival anual “Caballos del Vino”, un evento del patrimonio cultural inmaterial reconocido por la UNESCO. Esta espectacular carrera de caballos se remonta a la Edad Media e involucra caballos adornados de manera elaborada que galopan hasta el castillo. El evento atrae a miles de visitantes cada año.
La importancia religiosa de la ciudad se ve reforzada por el Camino de la Cruz de Caravaca, una ruta de peregrinación que conecta Caravaca con distintos puntos de la geografía española. Similar al Camino de Santiago, este recorrido permite a los peregrinos disfrutar del paisaje murciano mientras siguen una tradición de siglos.
El rico patrimonio cultural de Caravaca se extiende más allá de sus tradiciones religiosas. La ciudad cuenta con un mercado medieval que se ha consolidado como uno de los mejores de España, transportando a los asistentes a otra época con puestos de artesanía, gastronomía tradicional y espectáculos en las calles.
La reciente visita del rey Felipe VI y la reina Letizia a Caravaca de la Cruz durante el Año Jubilar subraya aún más la importancia de la ciudad como destino religioso y cultural en España.