Estudios recientes han identificado una relación significativa entre los trastornos de la tiroides y la salud intestinal, sugiriendo que la composición de la microbiota intestinal podría influir en el desarrollo y la progresión de enfermedades tiroideas autoinmunes.
La tiroiditis de Hashimoto, una de las enfermedades autoinmunes más comunes, se caracteriza por la inflamación crónica de la glándula tiroides. Investigaciones han observado alteraciones en la microbiota intestinal de pacientes con esta condición, incluyendo un aumento en la abundancia de especies del género Bacteroides y una disminución de Bifidobacterium. Estas modificaciones podrían afectar la absorción de minerales esenciales para la función tiroidea, como el yodo y el selenio, contribuyendo a la disfunción tiroidea.
Además, se ha observado que la disbiosis intestinal, es decir, un desequilibrio en la composición de la microbiota, puede aumentar la permeabilidad intestinal. Este fenómeno permite que toxinas y agentes patógenos accedan al torrente sanguíneo, activando el sistema inmunológico y potencialmente desencadenando respuestas autoinmunes que afectan a la glándula tiroides.
Estos hallazgos subrayan la importancia de considerar la salud intestinal en el manejo de los trastornos de la tiroides. Aunque se requiere más investigación para comprender completamente los mecanismos subyacentes, mantener una microbiota intestinal equilibrada podría ser un factor clave en la prevención y tratamiento de enfermedades tiroideas autoinmunes.