La limerencia, un término acuñado por la psicóloga Dorothy Tennov, describe un deseo involuntario, incontrolable y obsesivo por otra persona. Esta fijación puede llevar a una angustia significativa, interrumpiendo la vida diaria y potencialmente impactando negativamente a otros.
Si bien cualquiera puede experimentar limerencia, es más probable que ocurra en individuos con ansiedad o depresión. Se cree que afecta al 4-5% de la población general, aunque es difícil de medir.
La limerencia se caracteriza por pensamientos intensos, malestar físico y tendencias obsesivo-compulsivas hacia el objeto de afecto. Se puede distinguir de las pasiones y los sentimientos románticos convencionales por su naturaleza unilateral y el potencial de consecuencias negativas.
Hay tres etapas: pasión, cristalización y deterioro. La limerencia a menudo está relacionada con estilos de apego ansiosos, donde los individuos temen el rechazo y anhelan constantes garantías.
Si bien la investigación sobre la limerencia es limitada, terapias como la terapia cognitivo-conductual (TCC) y la terapia de aceptación y compromiso (ACT) pueden ayudar a las personas a controlar sus emociones y romper el ciclo. La autoconciencia, el establecimiento de límites y la práctica de la autocompasión son cruciales para navegar esta experiencia.